Bajan las sombras, en mi dorada playa,
lentamente el frío, de mi se apoderó,
la arena que aún tibia, agrada a mis plantas,
invita a recostarme a compartir calor.
Mi pelo con el viento, parece telarañas,
mi rostro inmutable, le da la cara al mar,
quien sigiloso espera, a que todo se calme,
y que de una vez pueda, su rugir escuchar.
Mis manos en la arena, entierro muy despacio
como algún tesoro, tratando de encontrar,
más mi mirada fija en el fino horizonte,
detecta una goleta, que a puerto llegará.
De pronto una gaviota, cruzando mi paisaje
interrumpe su canto, mi envidiable relax,
después las blancas olas, bordadas con espumas,
saludan a la playa, todo en sombras está.
La luna allá en lo alto, con su corte de estrellas
seguro en esta noche, su baño tomará,
dejando a su paso, las estelas de plata,
con mensajes secretos, que nadie encontrará.
Pues el mar se los lleva, al mundo de las hadas,
que construyen en cristal, castillos de torres altas,
ventanales de coral, sueños dorados,
puertas mágica y paredes de eternidad.
Las nubes allá en el cielo
se pierden en la inmensidad,
testigos de una mujer sola
que vino a la playa a soñar.
Anónimo.