Creo que fue la sonrisa,

la sonrisa fue quien abrió la puerta.
Era una sonrisa con mucha luz dentro,
y apetecía entrar en ella, quitarse la ropa,

quedarse desnudo dentro de aquella sonrisa.
Correr, navegar, morir en aquella sonrisa.
Eugénio de Andrade.
1 Comments:
At 15:31,
Anónimo said…
Hay sonrisas que cautivan... atrapan y te deshaces.
Besitos.
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